Sin duda alguna los festejos navideños son de los más esperados por todos, estos en la Sierra Norte de Puebla comúnmente comienzan el 12 de Diciembre, con los festejos a la Virgen de Guadalupe y continúan con el inicio de las posadas, del 16 al 24 de Diciembre, estas celebraciones tienen un gran arraigo cultural para los habitantes de la región, pues son la víspera a la llegada de la Navidad y con ella el nacimiento del Niño Dios según la fe católica.
Desde los años 80´s con la llegada de la educación a la zona se cambió la manera de celebrar la Navidad, antes de estos años no existía aquí la costumbre de poner árboles de navidad, los adornos consistían meramente en un nacimiento, a manera de portal, hecho con algunas ramas de sabino u ocote, con una fina capa de musgo y paxtle, con el pesebre en el centro, acompañado de los tradicionales Reyes Mayos y las figuras que estuvieran al alcance de la familia, no había energía eléctrica y por lo tanto tampoco se podían usar series de foquitos de colores, el nacimiento era montado especialmente por el jefe de la familia, en compañía de los demás, pero la adornación navideña se hacía a partir de que comenzaban las posadas o hasta la Noche Buena.
Actualmente las comunidades de la región han cambiado la manera de celebrar las fiestas navideñas, en especial las familias más jóvenes.
Para la familia, las posadas y los festejos decembrinos son muy especiales.
Don Benjamín es el padrino del Niño Dios y por lo tanto es el responsable de organizar todas las posadas del pueblo y especialmente de peregrinar al frente durante los nueve días que duran las posadas.
Su esposa, doña Ángeles le debe de acompañar cada noche y mientras que su marido carga a San José ella lleva la imagen de la Virgen María. El encuentro comienza el día 16 de Diciembre, a las puertas de la Capilla de la Sagrada Familia, donde unos cuantos, entre ellos la familia del padrino del Niño del Dios, las señoras que cantarán villancicos y los niños varones que tocarán sus silbatos durante su peregrinar comienzan su camino, alrededor de las 09:00pm, con una densa neblina que los pierde entre las caprichosas montañas de Ixtacamaxtitlán, la brisa cae y la temperatura ronda en los 3°C. El joven Benjamín fervoroso toca en su guitarra villancicos para alegrar el camino, mientras que las señoras le hacen segunda voz y unos cuantos más cantan con entusiasmo, se oye a lo lejos las voces que cantan:
“Ay, ay, ay que alegres van, ay, ay, ay si volverán con la pan, pan, pan, con la re, re, re, con la pan, con la re, con la pandereta y las castañuelas…”
Después de más de media hora de caminar se llega a la casa del señor Veremundo, donde será la primer posada; él como jefe del hogar recibe al padrino del Niño Dios y mientras se canta la novena para pedir posada algunos se entibian en una aprovisionar fogata que se encuentra en el patio.
El joven Benjamín, hijo del señor Benjamín termina sus rezos, se posa a los Santos peregrinos y ahora sigue el banquete.
Las mujeres de la comisión apresuradas sirven vasos y vasos de ponche caliente, mientras que los más jóvenes se encargan de repartirlo.
Los adultos mayores y algunos otros platican y cenan en la sala del señor Veremundo, donde se encuentran en su nicho los Santos peregrinos que le visitan hoy. ¡En hora buena!
Los hombres se preparan atando cuerdas para montar las piñatas ¡se ven bien surtidas!
Mientras tanto todos los niños miran con entusiasmo como la piñata sube y sube.
¡Que hermoso momento!