Generalmente los indicadores de desarrollo humano y bienestar nacen desde equipos técnicos y de investigación. Aunque han sido útiles para tomar decisiones y avanzar en entender el bienestar desde varias dimensiones, no son suficientes, y a veces llevan a asignar esfuerzo y recursos en políticas ciegas a la heterogeneidad territorial del mundo rural.

El programa Territorios en Diálogo. Bienestar e Inclusión Social busca conocer y medir la forma como los propios habitantes de los territorios perciben y valoran su bienestar y calidad de vida, situándolas(os) en el centro del proceso de generación de conocimiento.

¿Cuáles son las dimensiones de bienestar de los territorios definidas por las experiencias y voces de sus habitantes?

Hallazgos preliminares de la investigación participativa

Tras sistematizar más de 70 entrevistas a un conjunto de actores diversos de los distintos territorios, además de ejercicios de reflexión crítica entorno a imágenes tomadas por jóvenes de los lugares a través del fotovoz, las dimensiones que aparecen con mayor frecuencia son: Alimentación saludable, sustentable, autónoma; Recursos naturales y medioambiente y Participación comunitaria y gobernanza.

Luego, aparecen también como dimensiones que aportan al bienestar: Empleo y actividad económica; Salud; Educación e infraestructura / transporte / servicios públicos.

En un tercer lugar aparecen la Seguridad/ tranquilidad; la Equidad de género; la Cohesión / pertenencia / convivencia; junto a la Armonía familiar.

Próximos objetivos

El paradigma “desde abajo” de este enfoque, propone nutrir las políticas públicas con evidencia robusta, fiable, con validez y con indicadores que reflejen las dimensiones críticas para el bienestar cotidiano de las personas en sus territorios.

En los próximos meses, vamos a:

  • revisar y validar estas dimensiones en los diálogos que las coaliciones territoriales están desarrollando;
  • diseñar e implementar una encuesta que permita construir indicadores territoriales de bienestar subjetivo y calidad de vida.

Esto permitirá comparar las mediciones tradicionales de bienestar, con esta propuesta participativa que es la que se está construyendo con el desarrollo del programa Territorios en Diálogo. Bienestar e Inclusión Social.

Valle Norte de Ahuachapán

La información de diagnóstico de género que permita entender la posición de las mujeres en las dinámicas territoriales se ha cruzado con la identificación de informantes claves. Esto es la base de las preguntas con las cuales se están realizando las entrevistas a un mapa de actores locales representativos del territorio para comprender la manera como ellos y ellas representan la calidad de vida y el bienestar.

Ahuachapán Sur

En torno a los procesos que se han ido identificando como causantes de conflictos, actualmente se está levantando la información que permita entender las concepciones de calidad de vida y bienestar.

Valle del Cauca

La información recolectada permite identificar distintos escenarios donde la calidad de vida y el bienestar se cristalizan, delineando componentes del buen vivir como la participación política y comunitaria, el acceso a la educación, el acceso a tierra y la gobernanza territorial, el cuidado del medioambiente, el derecho a la vida y la seguridad ciudadana, el acceso a espacios de recreación, el cuidado del agua, la autonomía económica y la soberanía alimentaria.

Bajo Chira

La diversidad de actores ha ido planteando escenarios donde el bienestar territorial aparece a través de ejemplos que ponen a la luz componentes objetivos y subjetivos, lo que permite ir vislumbrando dimensiones prioritarias en la composición del bienestar territorial.

Se aprecian positivamente los cambios experimentados por el territorio en el último tiempo, lo que se observa en el mejoramiento de los servicios básicos (como agua, luz y desagüe), vías de comunicación y telecomunicaciones. Estos avances afectan directamente la vida de la población, a pesar que aún se observan brechas en cuanto a la calidad de los mismos. La generación de empleo también está ligada a la calidad de vida, y muy estrechamente asociada al mejoramiento en los servicios, por lo que se observa con temor el efecto de la crisis desencadenada por el COVID-19 en el territorio.

Asociado a los temas antes descritos, aparece como relevante el acceso a alimentos más diversos, una mejor atención en salud y una mayor oferta educativa. Estos elementos están en la base de una mejor vida, así como el mantenimiento de una vida familiar en equilibrio, ligada fuertemente a una distribución más equitativa de las labores dentro del hogar. Esto habla de los cambios en torno a la equidad de género que se ha experimentado al interior del territorio, lo que entrega mayor autonomía a las mujeres.

A su vez, también se destacan elementos que se considera necesario corregir para alcanzar mejores estándares de bienestar. Por ejemplo, regular los problemas de contaminación y daño al medioambiente, los problemas de desempleo y falta de oportunidades ligada a las generaciones más jóvenes, y la necesidad de renovar los liderazgos y establecer relaciones menos conflictivas con las autoridades locales. Enfrentando estos nudos se perfila un territorio con mayor calidad de vida y bienestar.

Colán-Vichayal

En este territorio ha habido avances y mejoras en el bienestar en términos objetivos y subjetivos. Algunas de estas mejoras están asociadas al incremento del empleo, gracias a las variadas empresas que funcionan en el sector. Otros aspectos que han contribuido a mejorar las condiciones de vida de las personas en los últimos años, son la mejora en la provisión de servicios básicos, apertura y mejoramiento de vías de comunicación y espacios públicos.

Sin embargo, según los entrevistados, existe una gran cantidad de población que expresa que estas mejoras no son suficientes. Dentro de las preocupaciones más importantes se pueden encontrar el obtener ingresos para tener alimentación, salud, educación y vivienda digna. Además, a raíz de la pandemia por el Covid-19, se visibilizó la necesidad de fortalecer el sistema de salud del territorio, pues actualmente es precario y no permite atender adecuadamente a la población.

Otro aspecto importante a resaltar es que consideran que las autoridades locales, no priorizarían adecuadamente sectores estratégicos en la inversión pública. Destacan la poca iniciativa para establecer alianzas entre los diversos actores territoriales en torno a un objetivo de desarrollo común lo cual también impactaría el desarrollo de los conflictos socioterritoriales en el sector y por tanto el bienestar de la población.

A pesar de todas las disputas y problemas en el territorio, se destaca que los entrevistados creen que es posible corregir y mejorar las fallas existentes y avanzar hacia acuerdos que permitan alcanzar mejores niveles de bienestar.

Alta Verapaz

La población de Alta Verapaz es joven -24 años de edad promedio- sin embargo las oportunidades son limitadas, pues la media de años de estudios son 4 a 5 solamente. Además, a partir de los procesos de despojo y conflicto armado que ha vivido el territorio, las y los jóvenes han perdido el vínculo con los sistemas propios de gobernanza, lo que no permite que, en un futuro, puedan hacer frente a las problemáticas locales en materia de tierra.

Así, a partir del proyecto, SANK busca vincular a la juventud en el sistema propio de gobernanza del pueblo q’eqchi, a través de la formación y el fortalecimiento de su pensamiento crítico sobre la historia, la administración de la tierra, la justicia, la comprensión y el tratamiento de los conflictos que afrontan en su territorio y las alternativas para avanzar en su defensa.